Fidencio era un padre de familia. Tenía un hijo y estaba casado con María. Vivía "felizmente" con su esposa y su suegra. Una día fue a comprar un auto, porque estaba muy económico, y se encontró con que estaba en muy buenas condiciones. Cuando le preguntó a la dueña, que si por qué tan barato. Ella le contestó que era de su ex y que le estaba haciendo el "favor" de vendérselo...
Fidencio aprovechó la oferta y por la noche estrenó su auto yendo con sus "amigotes" a la cantina. Y como siempre, su mujer lo esperaba despierta.
En la cantina platicaba con un compañero, y le decía:
-Compadre. Creo que mi mujer me engaña
-¿Por qué lo dice?, compayito -le pregunta su amigo.
-Porque en la mañana se me hizo tarde, me cambié rápido y sin mirar nada, y cuando llegué al trabajo descubrí que me había puesto ropa de lechero.
Ya era de madrugada y Fidencio no volvía, amaneció y en eso llega todo borracho. Pero en el camino agarra unos caracoles y al entrar por la puerta entra con los caracoles. Y al ver a su mujer finge que no la ve y les dice a los caracoles:
-¡Apúrense que por su culpa estoy llegando tarde!
Pero María que no se deja intimidar, le dice:
-Supongo que tendrás una buena razón para llegar a las 6 y 15.
-Claro que sí... el desayuno.
-Pues no va a haber desayuno.
-¿Cómo que no va a haber desayuno? -dice Findencio, mientras se sacude su ropa.- ¿Y por qué esta llorando Fidencito?
-Le pegué porque estaba con ideas.
-Pero me hubieras esperado
-A ti te toca mañana. Por cierto ya me voy a trabajar, en la tarde voy a comer con Paty en el restaurant El Flamenco... pasas por mí.
-No me constestaste por qué no va a haber desayuno.
Pero antes de que pudiera agregar algo, su mujer ya había desaparecido...
Clic aquí para ir a la segunda parte... Que te la pases bien...
No hay comentarios:
Publicar un comentario